Debemos animar a los niños a rezar y rezar con ellos.
Este oracional nació del convencimiento de que era importante ofrecer a los niños de Infancia Misionera un material sencillo que les ayudara a atender al tercer compromiso del Decálogo Misionero: “Un niño misionero reza todos los días a su Padre Dios por sus hermanos, los niños de todo el mundo, y quiere que conozcan a su Madre, la Virgen”. Aunque su práctica atraviese actualmente dificultades, la oración es el camino de comunicación con Dios, un diálogo imprescindible e insustituible en la vida del cristiano; también en la de aquel que comienza a andar en el camino de la fe.