El encuentro con Jesús resucitado empuja a la acción misionera, lleva a comunicar a los demás la propia experiencia de la luz. La misma alegría de ver a Jesús, les impide a los apóstoles creer.
El evangelista San Juan nos ha transmitido una página ejemplar de las pruebas y signos concretos de la resurrección. Tal página compendia el significado y el alcance que Jesús ha querido dar a sus repetidas apariciones durante el espacio de tiempo que va desde la Pascua a la Ascensión. Estos cuarenta días son la presencia nueva del Eterno en nuestro tiempo caduco, días de plenitud en los que Jesús demuestra que el verdadero tiempo es el tiempo de la resurrección y de la vida, tiempo que da sentido completo a la historia personal y universal.