La misión siempre atrae mucho. Los jóvenes en particular se dejan llevar por muchos sueños ya que no cabe duda que la realización humana se encuentra en el don de uno mismo. Más nos encerramos en nosotros y más nos damos cuenta que en la vida no brota esa felicidad duradera y las “experiencias de felicidad” acaban como cosas rutinarias y surgen nuevas ansias de otras “experiencias”.
En el XI Encuentro Misionero de Jóvenes que hemos vivido en Madrid, con jóvenes de 22 diócesis venidos de toda la geografía española, una vez más ha resurgido admiración, deseos profundos y una experiencia de comunión misionera que no dice su nombre. Algunos tímidos, debido a la novedad de un primer encuentro misionero, otros radiantes de alegría al volver a encontrar rostros del año pasado. Pero en todos miradas expectantes porque el Señor va echando raíces en los corazones.
El tema del encuentro “Ayudanos” surge de aquella visión que Pablo de Tarso tiene del macedonio y que le hace atravesar fronteras pasa a Macedonia y ayúdanos (Hch 16,9); y es así como surgía el primer salto de Continente y el Evangelio iba más allá de las fronteras de Asia y encontraba Europa.
· ¿Alguien nos está llamando para dar este salto de Europa a… África, Asia, América y Oceanía?
· ¿Nos hemos encerrado en nuestra España porque creemos que los otros ya no tienen necesidad del Evangelio y la urgencia de pasar de aquí para allá ha cedido a otras urgencias?