NOVEDAD DEL EVANGELIO

Hace unos días, durante su homilía en la misa matutina en la capilla de la casa Santa Marta, el Papa Francisco hablaba de la novedad que significa siempre el Evangelio, y pedía no tener miedo de cambiar las cosas según la ley del Evangelio. “La Iglesia nos pide, a todos nosotros, algunos cambios. Nos pide que dejemos de lado las estructuras caducas: ¡no sirven! Y que tomemos odres nuevos, los del Evangelio”.

En realidad Francisco estaba describiendo un dinamismo que ha estado siempre presente durante veinte siglos de historia de la Iglesia: ésta debe cambiar continuamente para ser fiel a su origen, debe purificarse de las gangas y adherencias de la historia para que reaparezca siempre el rostro de su Señor ante el mundo. En vísperas de la apertura del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús, podemos evocar la gran epopeya de la reformadora del Carmelo para ilustrar todo esto, pero habría ejemplos para no acabar.
“…De la crisis de hoy surgirá mañana una Iglesia que habrá perdido mucho; se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio… Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad… Conocerá también nuevas formas ministeriales y ordenará sacerdotes a cristianos probados que sigan ejerciendo su profesión: en muchas comunidades más pequeñas y en grupos sociales homogéneos la pastoral se ejercerá normalmente de este modo. Junto a estas formas seguirá siendo indispensable el sacerdote dedicado por entero al ejercicio del ministerio como hasta ahora. Pero en estos cambios que se pueden suponer, la Iglesia encontrará de nuevo y con toda la determinación lo que es esencial para ella, lo que siempre ha sido su centro: la fe en el Dios trinitario, en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la ayuda del Espíritu que durará hasta el fin. El proceso de la cristalización y la clarificación le costará también muchas fuerzas preciosas. La hará pobre, la convertirá en una Iglesia de los pequeños. El proceso resultará aún más difícil porque habrá que eliminar tanto la estrechez de miras sectaria como el voluntarismo envalentonado. Se puede prever que todo esto requerirá tiempo”.
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