“Consolémonos en nuestras penas, pensando que María es y será
siempre nuestra protectora, nuestro apoyo, que tendremos siempre parte en el
afecto de su Corazón. Hay que dirigirse a ella cuando Dios se retira, en
nuestras penas, en nuestras desolaciones, en nuestras infidelidades; ella intercederá
por nosotros si la invocamos en vez de desesperar
La figura de María como Madre
tiene una sólida raigambre bíblica (madre de Jesús en los evangelios de la
infancia -Mt y Lc- y en Caná -Jn 2- y madre de los discípulos al pie de la cruz
en Jn 19) y dogmática (la principal confesión de fe de la Iglesia sobre María
es la de “theotokos”, Madre de Dios).
Pero, como en cierta ocasión alguien me comentó, no cabe duda que la insistencia
en el carácter maternal y protector de María tiene que ver también con nuestra
perspectiva masculina de varones célibes que encuentran en la piedad mariana
una manera de exteriorizar su anhelo de afecto femenino. Quizás las mujeres
tengan una manera distinta de sentir la devoción marial, más en la línea de una
relación “de mujer a mujer”. Leer mas