Los “reyes, los magos o los sabios” de Oriente han visto la estrella y la siguen sin desfallecer hasta dar con el Niño de Belén. Al encontrarle, se llenan de inmensa alegría, le adoran y le ofrecen sus dones.
La historia de los magos está llena de simbolismo. Es una hermosa catequesis sobre la manifestación de Dios en Jesús y sobre nuestro propio camino de fe. Nosotros somos esos “buscadores” de Jesús.
Tomemos conciencia agradecida del camino recorrido. Los magos buscan. También nosotros buscamos: buscamos el sentido de la vida, el origen y destino de la vida y de nuestro mundo. Sin esta aspiración de fondo, nadie inicia un camino. Prefiere quedarse en casa, con los suyos y con sus cosas, sin preguntar ni inquietarse. Es una actitud paralizante. Es la tentación del pragmático puro y duro.
No ha sido un camino de rosas. Noches oscuras. Silencio de Dios y de los hombres. Cansancios y miedos. Los magos perseveran en la búsqueda. También nosotros: preguntamos y nos preguntamos, oramos, actuamos como si viéramos la estrella, aunque … “es de noche”.
Seguir leyendo