El Evangelio de hoy, 4º domingo de T. O. nos plantea el problema de la profecía: ¿Existen hoy profetas? Normalmente se califica como profeta a quien dice conocer el futuro, a
quien predice acontecimientos. Profeta y adivino parecen estar equiparados.
Pero ser profeta es otra cosa: hablar en nombre de Dios, transmitir un mensaje
nuevo, enfrentarse a unas estructuras caducas o viciadas, anunciar la
salvación. No es empresa fácil ser profeta; por eso quienes han tenido
conciencia de esta vocación han sentido miedo, como lo tuvo Jeremías.
Profeta es aquel que nos mueve constantemente a la renovación y al
cambio, para que no nos quedemos satisfechos con nuestras actitudes y obras.
Profeta no es quien pacifica, sino quien impacienta nuestra fe,
esperanza y caridad. Profeta es el que no vive para satisfacer ambiciones
personales, sino para anunciar el Reino que hay que instaurar en nuestro mundo
todos los días. Leer mas