“Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera”.
El papa Francisco recoge una bella frase de Benedicto XVI en Verbum Domini (2010), 95: “El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad eclesial”; idea muy semejante a la expresada en Sacramentum caritatis (2007), 84: “Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera”.
Pablo VI escribia: “Cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado, predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun cuando se encuentra solo, ejerce un acto de Iglesia”; este no actúa “por una misión que él se atribuye o por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre” (Evangelii nuntiandi, 60).
El misionero y evangelizador nunca está solo, sino que es parte de un único Cuerpo animado por el Espíritu Santo. El Papa nos invita a todos a ser portadores de la buena noticia de Cristo y da las gracias de manera especial a los misioneros y misioneras (sacerdotes, religiosos y laicos), que, acogiendo la llamada del Señor, dejan su patria para servir al Evangelio en tierras y culturas diversas.