Kike Figaredo, como le conoce todo el mundo, ha dedicado su labor misionera a ofrecer una vida digna a las víctimas de las minas antipersonas, hasta el punto que se le conoce como “el obispo de las sillas de ruedas” por su labor humanitaria en Camboya.
Monseñor Enrique Figaredo es jesuita y es misionero en Asia. Nació en Asturias hace 54 años y desde el 1 de abril del 2000 es Prefecto Apostólico de Battambang (Camboya).
Estudió en el colegio que los Jesuitas tienen en Gijón. Ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en 1979 y después se licenció en Económicas, Teología y Filosofía. En 1985 se presentó como voluntario al Servicio Jesuita a Refugiados y pasó a servir en los campos de refugiados camboyanos en Tailandia. Desde entonces ha vivido y trabajado siempre en Asia, aunque regresó temporalmente a España para terminar sus estudios y ser ordenado sacerdote en 1992. Inmediatamente volvió para seguir dedicado su vida a las personas víctimas de la guerra primero en Tailandia y luego en Camboya. El 1 de abril de 2000 es nombrado Prefecto Apostólico de Battambang (Camboya).
“La primera vez que fui a la misión, aún no era sacerdote. Estuve tres años trabajando en los campos de refugiados, y allí estuve destinado a servir a personas con discapacidad, la gran mayoría por mutilación provocada por las minas. Muchos eran jóvenes soldados. Allí empecé mi enamoramiento por Camboya.
Después pasé al interior de Camboya, que estaba todavía en guerra. Luego volvía a España a acabar la teología y me ordené en 1992. Un año después volví a Camboya, destinado de nuevo con los jesuitas al servicio de los discapacitados. Me encargaron distribuir y promocionar la silla de ruedas Mekong, por lo que visité todos los lugares del país, de pueblo en pueblo.
Cuando en 1998 llegó la paz a Camboya, la Santa Sede quiso reorganizar de nuevo la Iglesia, y como estaba allí, me tocó. La Iglesia en Camboya fue destrozada durante la guerra. Asesinaron a los obispos a los religiosos y catequistas… En 1998 se quiso empezar de cero, por lo que es una Iglesia muy misionera. En Battamang somos 11 sacerdotes, de los que sólo dos son camboyanos. El resto somos de 7 nacionalidades.
Battamang es una prefectura de 4.000.000 de habitantes, con la extensión de Portugal. La comunidad católica es muy pequeña, con 8.000 católicos como mucho, en 27 comunidades. Es muy disperso, estoy todo el día de viaje, visitando comunidades. También soy delegado de Cáritas, por lo que visto todos los sitios donde hay necesidades”.
La labor de mons. Kike Figaredo reflejada en el vídeo de "El milagro de Mao" Ver vídeo