El Papa Francisco inicia mañana sábado 24 de mayo su viaje a Tierra Santa con motivo del 50 aniversario del encuentro entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras en Jerusalén. Se trata del segundo viaje internacional que realizará el Santo Padre después de haber asistido en Brasil a la Jornada Mundial de la Juventud. En este viaje, del 24 al 26 de mayo, visitará primero Jordania, después Belén y finalmente Jerusalén.
El misionero español Diego Sánchez Alcolea, sacerdote del Camino Neocatecumenal en el Redemptoris Mater Seminary of Galilee, en Tiberias, manifiesta que ante la llegada del Santo Padre a Tierra Santa, la expectación se agudiza en la zona. “Las expectativas son muchas en referencia al camino ecuménico. Más de doscientos cristianos de ciudades de Galilea como I’bilín, Me’elia, She’famer, Fasuta etc., con los cuales trabajo, se están preparando para poder ir a Aman, Jordania y asistir a la misa del Papa en el campo de fútbol de esta ciudad. Tanto jóvenes como ancianos se han puesto en marcha para acoger al Papa Francisco, el Papa de las periferias, como cariñosamente lo llaman. La gente está muy impaciente por poder ver, oír y participar a la misa con el Santo Padre. Por otra parte a nivel ecuménico los cristianos ortodoxos de la zona están impacientes por poder ver a su Patriarca junto con el Santo Padre. La conmemoración del 50 aniversario del encuentro de Pablo VI con Atenágoras ha suscitado un halo de esperanza para una pronta reconciliación entre las Iglesias. A nivel de parroquias, muchos ya hablan de una posible unión de la Iglesia de Oriente con la de Occidente. Para mucha gente de Galilea es una cosa que desean desde hace tiempo, ya que en la mayoría de las familias se encuentran matrimonios mixtos de católicos y ortodoxos y no entienden, ni conocen los problemas históricos y doctrinales que dieron lugar a la separación. La gente sencilla quiere simplemente vivir la fe cristiana, como cristianos y como tales consideran la unión entre los cristianos una parte fundamental en el plano de Dios para poder evangelizar y dar testimonio en esta Tierra Santa que tantas dificultades atraviesa. Esta visita puede representar un antes y un después en el diálogo ecuménico. Para las personas que trabajamos con los cristianos de Tierra Santa, la visita del Papa Francesco supone además de una gran alegría, una renovación interior y un nuevo impulso en la misión que estamos desarrollando”.
Por otro lado, la misionera madrileña, Elena Davara, de la Fraternidad Hermanitas de Jesús, con muchos años pasados en diversos lugares de Tierra Santa, explica que “el programa publicado por el Patriarcado Latino de Jerusalén habla de la comida que el Papa compartirá con «los más pobres»…. Y allá, la pobreza tiene otra cara de la que se ve en Occidente… pobreza de familias divididas por los muros de cemento, pobreza de zonas destruidas y sus habitantes refugiados, pobreza de la banda de Gaza, prisión a cielo abierto, donde vivir es una obra heroica día a día… Esta gente comerá con el Papa y se sentirá valorada en la dignidad propia de toda creatura humana…
La fiesta pasará, el obispo de Roma volverá a Roma… la vida seguirá su curso… pero la gente, «mi gente», conservará un rayito de sol en el corazón que dará alegría y otro sabor al vivir cotidiano”.