Este año el buen tiempo no nos acompañó, pero a pesar del frío y la lluvia, nuestro voluntarios salieron a la calle con la mejor de sus sonrisas para transmitir a todo el mundo la inmensa alegría con la que los misioneros hacen su labor.
Santander y otros puntos de la diócesis se inundaron de las características huchas azules del Domund y de los chalecos también azules que caracterizan a los voluntarios de la Delegación de Misiones.