En su homilía D. Vicente comenzó con las palabras de S. Pablo (1 Tim. 1,12): “Doy gracias a Cristo Jesús Nuestro Señor, que me hizo capaz, sé fió de mí y me confió este ministerio”
En el capítulo de los agradecimientos, nombró de forma especial a los misioneros de Cantabria, que han sabido seguir la voz del Señor por la extensión de su Reino.
Voy a Zaragoza en el nombre del Señor, fiado en su Palabra, con la fuerza de su gracia de poder anunciar y servir la alegría del Evangelio (Evangelii gaudium). En Zaragoza tenéis un amigo y vuestra casa abierta.
Los sacerdotes y fieles allí congregados, agradecieron también a D. Vicente, su entrega, su cercanía y buenos consejos.
Se terminó la Eucaristía con el ritual del besamanos.
