Tomar conciencia de las Vocaciones, ha sido siempre muy importante, y hoy también lo es. Esto es importante porque responde al mandato de Cristo: “Id y anunciad la Buena Noticia a toda la creación”, pero deber llegar a la fundación y formación de Iglesias locales con agentes de pastoral oriundos de cada pueblo y responsables de su propia evangelización.
La obra misionera desea que el Evangelio crezca en todas las latitudes del mundo. Y para ello, una labor importante, es considerar nuestra labor como una suplencia temporal en la actividad pastoral de las comunidades cristianas de las Iglesias ya constituidas, pero que todavía no son autosuficientes.
Por ello, el compromiso misionero que apunta a la madurez de las comunidades cristianas, contempla el hacer lo posible para que la presencia de los misioneros no se prolongue más allá de lo necesario. La Iglesia se encarna en un pueblo cuando los fieles bautizados son capaces de ser responsables de su vida cristiana y dan a luz sacerdotes, religiosos, religiosas y misioneros.
Por ello, el compromiso misionero que apunta a la madurez de las comunidades cristianas, contempla el hacer lo posible para que la presencia de los misioneros no se prolongue más allá de lo necesario. La Iglesia se encarna en un pueblo cuando los fieles bautizados son capaces de ser responsables de su vida cristiana y dan a luz sacerdotes, religiosos, religiosas y misioneros.
La finalidad de Vocaciones Nativas es la formación de agentes de pastoral autóctonos que vayan cogiendo la responsabilidad de las Iglesias de reciente fundación. Por ello, la Obra de Vocaciones Nativas, se compromete a echar una mano para que no se pierda ninguna vocación por falta de recursos: espirituales, materiales, económicos, etc.
Que ningún cristiano piense, que las vocaciones que nacen en misiones, no deben ser fruto de nuestras atenciones y preocupaciones: Así también se es misionero: velando por las vocaciones.