“El Sagrado Corazón de Jesús es la máxima expresión humana del amor divino, el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios.
La misericordia de Dios no es sólo un sentimiento, ¡es una fuerza que da vida, que resucita al hombre!
La «compasión» es el amor de Dios por el hombre, es la misericordia, es decir, la actitud de Dios en contacto con la miseria humana, con nuestra indigencia, nuestro sufrimiento, nuestra angustia. El término bíblico «compasión» remite a las entrañas maternas: la madre, en efecto, experimenta una reacción que le es propia ante el dolor de los hijos. Así nos ama Dios, dice la Escritura. Y ¿cuál es el fruto de este amor, de esta misericordia?
El Señor nos mira siempre con misericordia; no lo olvidemos, nos mira siempre con misericordia, nos espera con misericordia. No tengamos miedo de acercarnos a Él. Tiene un corazón misericordioso.
Que el Corazón de Jesús sea la fuerza motriz en todo apostolado, en nuestra entrega misionera para que su Reino sea conocido y amado.