Este tiempo Pascual nos invita a subrayar la dimensión misionera de la Iglesia: "Como el Padre me ha enviado..." Con los relatos que la liturgia nos presenta debemos aprender a ser evangelizadores,
misioneros, portadores del anuncio de Cristo. Comencemos por el testimonio personal y comunitario, alegre y convincente, de Jesús Resucitado. Tomas reflexiona ante este testimonio y regresa a la comunidad y reconoce a Jesús vivo (Evangelio). Hace que la comunidad crezca y la miren con simpatía incluso los que no comparten la misma fe (primera lectura). E incluso hace perder el miedo de seguir a Jesús con todas las consecuencias (segunda lectura).
misioneros, portadores del anuncio de Cristo. Comencemos por el testimonio personal y comunitario, alegre y convincente, de Jesús Resucitado. Tomas reflexiona ante este testimonio y regresa a la comunidad y reconoce a Jesús vivo (Evangelio). Hace que la comunidad crezca y la miren con simpatía incluso los que no comparten la misma fe (primera lectura). E incluso hace perder el miedo de seguir a Jesús con todas las consecuencias (segunda lectura).
También la Pascua es "alegría y confianza". Los apóstoles se alegran por la presencia del Señor, por el don del Espíritu, por la proclamación de la última bienaventuranza (Dichosos los que creen...) Todo nos ayuda a crecer en la confianza serena y firme en la presencia de Jesús Resucitado en la comunidad creyente. Es Cristo que ofrece vida al camino de la comunidad.