Toda la Iglesia católica y la misma entera humanidad han podido contemplar, una vez más, el espectáculo de gracia, fiesta, siembra y esperanza de lo que es y significa una JMJ. Con tres millones de participantes in situ, la XXVIII JMJ, ha entrado por la puerta grande de la historia reciente, tan viva y tan fecunda de las JMJ, quizás la principal iniciativa evangelizadora de la Iglesia de las últimas décadas. Y a esta historia viva y reciente, se ha sumado también la proverbial y tan entusiasta, maratoniana y agotadora presencia del Papa Francisco, un nuevo “ciclón” de lo Alto.
¿Qué nos deja esta JMJ 2013 Río? Nos deja un extraordinario magisterio del Santo Padre. La JM 2013 Río nos deja la impresionante figura del Papa Francisco, su carisma, su cercanía, su afectuosidad, su interpelar constante, su don de gentes, su venero misionero y social, su impronta y su exigencia evangélica. Nos deja toda la fiesta, toda la magia, toda la inmensa acción evangelizadora, toda la plegaria, toda la música y todo el entusiasmo propios de las JMJ. Nos deja asimismo un inequívoco color, calor y sabor del sur…
Pero creemos que, ante todo y sobre todo, la XXVIII JMJ, la JMJ 2013 Río, nos deja una llamada apremiante e inequívoca a ir a la misión y a servir a los pobres.
Cristo es la mejor y la mayor revolución del tiempo y de la historia. Poner a Cristo en nuestra vida es algo mucho más grande que el poder, el dinero, el éxito y la Copa del Mundo… Gracias sean dadas a Dios por esta JMJ y por el Papa Francisco.
Pero creemos que, ante todo y sobre todo, la XXVIII JMJ, la JMJ 2013 Río, nos deja una llamada apremiante e inequívoca a ir a la misión y a servir a los pobres.
Cristo es la mejor y la mayor revolución del tiempo y de la historia. Poner a Cristo en nuestra vida es algo mucho más grande que el poder, el dinero, el éxito y la Copa del Mundo… Gracias sean dadas a Dios por esta JMJ y por el Papa Francisco.