"Siempre donde está Jesús hay humildad, mansedumbre y amor". Es lo que ha afirmado el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Papa ha destacado la distinción entre la "luz tranquila de Jesús que habla a nuestro corazón" y la luz del mundo, "una luz artificial" que nos hace soberbios y orgullosos.
"Vosotros hermanos no sois de las tinieblas, sois hijos de la Luz". Esta luz, observó el Papa, "no fue querida por el mundo". Pero Jesús ha venido para salvarnos del pecado "su Luz nos salva de las tinieblas". La luz que nos ofrece el mundo es una luz artificial, quizás fuerte. Sin embargo, la luz de Jesús es una luz mansa, es una luz tranquila, es una luz de paz. La luz de Jesús podemos conocerla, porque es una luz humilde, no es una luz que se impone: es humilde. Es una luz mansa, con la fortaleza de la mansedumbre. Es una luz que nos habla al corazón y es una luz que te ofrece la Cruz.