Nos recuerda que para un misionero, para un cristiano la esperanza es Jesús en persona, es la fuerza que tiene para liberar y renovar toda vida. Y comentó que es «un poco triste» encontrar «sacerdotes, misioneros sin esperanza», mientras el pueblo «necesita que nosotros los sacerdotes demos este signo de esperanza en Jesús que renueva todo», y todo lo que Jesús renueva, explicó el Papa, «es precisamente el motivo de nuestra esperanza. Es Cristo quien rehace todas las cosas de la Creación de forma maravillosa, es el motivo de nuestra esperanza. Y esta esperanza no desilusiona, porque Él es fiel. No puede renegar a sí mismo. Esta es la virtud de la esperanza».
La esperanza, continuó el Pontífice, «es un don, es un regalo del Espíritu Santo y por esto Pablo dirá: ‘Jamás desilusiona'. La esperanza jamás desilusiona, . S. Pablo nos dice que la esperanza tiene un nombre. La esperanza es Jesús».
Es Cristo quien rehace todas las cosas de la Creación de forma maravillosa, es el motivo de nuestra esperanza. Y esta esperanza no desilusiona, porque Él es fiel. No puede renegar a sí mismo.