La Congregación de los Sagrados Corazones ha vivido la alegría de recibir la Profesión Perpetua de Olga Ameko LUMBIDI.
Olga es congoleña. Su familia es originaria de la región de Bandundu, en el Oeste del país, limítrofe con Kinshasa, el Bajo Congo y Angola La ceremonia se desarrolló en un ambiente de júbilo con alternancia de cantos y danzas litúrgicas en lingala, kikongo y castellano. Arroparon a Ameko numerosas hermanas y algunos hermanos.
Su candidatura y su postulantado se desarrollaron en Kinshasa y los dos años de noviciado en Boane, en Mozambique. Regresó al Congo y trabajó en la escuela primaria “Padre Damián”. Poco tiempo después comenzó su formación en administración escolar (2008-2010), compaginándola con la ayuda en el acompañamiento de las candidatas y postulantes. Últimamente era la encargada de las de primer año o candidatas en la casa de Mama wa Boboto (Nª Sª de la Paz), la primera de las hermanas en aquel país.
La celebración comenzó con un canto llamado "Bandeko o boyakani", en el que se dice "venid hermanos, mostremos al Señor nuestra alegría". Estamos de fiesta porque Dios está con nosotros presente, y en él somos salvados (en él siempre hay esperanza). De fiesta porque nuestra hermana Olga, que ha experimentado ese amor incondicional de Dios, desea entregarle su vida consagrándose a Él en la Congregación de los Sagrados Corazones. De fiesta porque fue una celebración en más de cuatro idiomas, con hermanos, hermanas y amigos de diferentes lugares, que hacían sentir verdaderamente que estábamos celebrando en familia, con una alegría que traspasa los afectos personales, y que permite sentirse hermano de esta hermana . Permite ampliar horizontes más allá de provincias, regiones, delegaciones... y relativizar "lo mío" como contrapuesto a lo de otros.
Hubo algunos momentos de la celebración especialmente destacables, como la oración litánica, que se cantó en Lingala, el abrazo de acogida, que lo hicieron hermanos y hermanas que han vivido en algún momento en comunidades de África o las palabras que tanto Enrique en español, como Álvaro en lingala, le dedicaron a Olga en la Homilía.
Para terminar traigo las palabras que nos dirigió la propia Olga, muy emocionada al final de la Celebración. En diferentes idiomas expresó su agradecimiento en primer lugar a Dios, que tanto bien le ha hecho; también nos agradeció a todos los hermanos, hermanas y amigos que habíamos asistido allí, por acompañarla en ese día. Y volvía a repetir varias veces lo grande que es Dios y lo inmenso de su amor
La celebración comenzó con un canto llamado "Bandeko o boyakani", en el que se dice "venid hermanos, mostremos al Señor nuestra alegría". Estamos de fiesta porque Dios está con nosotros presente, y en él somos salvados (en él siempre hay esperanza). De fiesta porque nuestra hermana Olga, que ha experimentado ese amor incondicional de Dios, desea entregarle su vida consagrándose a Él en la Congregación de los Sagrados Corazones. De fiesta porque fue una celebración en más de cuatro idiomas, con hermanos, hermanas y amigos de diferentes lugares, que hacían sentir verdaderamente que estábamos celebrando en familia, con una alegría que traspasa los afectos personales, y que permite sentirse hermano de esta hermana . Permite ampliar horizontes más allá de provincias, regiones, delegaciones... y relativizar "lo mío" como contrapuesto a lo de otros.
Hubo algunos momentos de la celebración especialmente destacables, como la oración litánica, que se cantó en Lingala, el abrazo de acogida, que lo hicieron hermanos y hermanas que han vivido en algún momento en comunidades de África o las palabras que tanto Enrique en español, como Álvaro en lingala, le dedicaron a Olga en la Homilía.
Para terminar traigo las palabras que nos dirigió la propia Olga, muy emocionada al final de la Celebración. En diferentes idiomas expresó su agradecimiento en primer lugar a Dios, que tanto bien le ha hecho; también nos agradeció a todos los hermanos, hermanas y amigos que habíamos asistido allí, por acompañarla en ese día. Y volvía a repetir varias veces lo grande que es Dios y lo inmenso de su amor