Con la muerte del hermano Manuel García Viejo, a causa de la enfermedad del ébola, ha vuelto a reproducirse un profundo dolor en la familia hospitalaria de San Juan de Dios. Su muerte, como en el caso de la del hermano Miguel Pajares, afecta también a la Iglesia entera en la persona de los misioneros.
Obras Misionales Pontificias se une al dolor y a la plegaria de la familia de sangre y religiosa del hermano Manuel. Sentimos su muerte, como la sienten los misioneros al tener noticia de la muerte de uno de los suyos. Sin embargo, en estos momentos de dolor, renace en ellos la esperanza y la fidelidad para seguir estando donde están esos hermanos suyos a los que sirven. Su testimonio de vida sigue siendo necesario punto de referencia.
Pedimos a Dios por el hermano Manuel, que desde el cielo seguirá cuidando de los más necesitados, de los enfermos. Hacemos votos para que la sociedad universal, en la persona de los científicos, encuentre pronto la respuesta adecuada a esta enfermedad, que tanto dolor y desasosiego está originando en algunos territorios de misión.
D. Anastasio Gil García
Director Nacional de las OMP en España






