Para que la fe no sea diluida, lectura diaria de la Palabra de Dios, misa dominical y ejercicios espirituales. Palabras del Papa Francisco.
El Papa exhorta con San Pablo a “No conformarse a este mundo, sino dejarse transformar renovando nuestro modo de pensar, para discernir la voluntad de Dios”(Rm 12,2) para decir que “De hecho, nosotros los cristianos vivimos en el mundo, insertados plenamente en la realidad social y cultural de nuestro tiempo, y es justo que sea así; pero esto trae consigo que corramos el riesgo de convertirnos en “mundanos”, que “la sal pierda el sabor”, como diría Jesús (cfr. Mt 5,13), es decir, que el cristiano se “diluya”, pierda la carga de novedad que viene del Señor y del Espíritu Santo.
Seguidamente el Sucesor de Pedro dijo que “es necesario renovarse continuamente nutriéndose de la linfa del Evangelio. ¿Y cómo se puede hacer esto en la práctica? -se preguntó-. Sobre todo leyendo y meditando el Evangelio todos los días, así la Palabra de Jesús estará siempre presente en nuestra vida; además participando en la Misa dominical, donde encontramos al Señor en la comunidad, escuchando su Palabra y recibiendo la Eucaristía que nos une a Él y entre nosotros; y luego son muy importantes para la renovación espiritual las jornadas de retiro y de ejercicios espirituales.