El Papa Francisco afirma que este Sínodo significa “haber escuchado y hecho escuchar las voces de las familias y de los pastores de la Iglesia que han venido a Roma de todas partes del mundo trayendo sobre sus hombros las cargas y las esperanzas, la riqueza y los desafíos de las familias”
Lo que se constata en un Sínodo es que “más allá de las cuestiones dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia– hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo –¡casi!– para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede parecer simplemente confusión”.
La Iglesia comprueba, una vez más, que “a través de la riqueza de nuestra diversidad”, el desafío “es siempre el mismo: anunciar el Evangelio al hombre de hoy”. En la cuestión concreta que ha sido objeto de reflexión en este Sínodo, este anuncio tiene que ver con la defensa de la familia “de todos los ataques ideológicos e individualista
s”.