El "Buen Pastor" es la primera imagen introducida por los cristianos, ya desde el s. III, en las catacumbas, para representar a Jesucristo, muchos siglos antes del crucifijo. El cuarto domingo de Pascua se llama, tradicionalmente, el "domingo del Buen Pastor", porque el pasaje del Evangelio se toma de ese capítulo 10 de Juan, en el cual Jesús se presenta como el verdadero pastor del pueblo.Para el evangelista Lucas, Jesús es el buen pastor que va en busca de la oveja descarriada, se la carga sobre los hombros, convoca a los amigos para una fiesta (Lc 15,4-7)...: es un pastor con corazón misericordioso. Esta imagen llena de ternura se completa con la de Juan, el cual presenta a un pastor atento y enérgico en defender las ovejas de los ladrones y de los animales feroces, decidido a luchar hasta dar su vida por el rebaño.
Tal como Juan describe al Buen Pastor, solo Jesús puede serlo. Nos conoce a cada uno por nuestro nombre, nos llama, nos guía por el camino justo, nos cura, nos alimenta. Para eso ofrece libremente su vida, para que nosotros la tengamos en abundancia. Nosotros reconocemos su voz. Estamos acostumbrados a su tono, todos los domingos sale a nuestro encuentro, nos habla y nos invita. Como Buen Pastor, cura nuestras heridas, nos perdona y nos hace sentarnos a su mesa para que nos alimentemos con el Pan de la Vida.