Este impulso y liderazgo sacerdotal y misionero de Juan Pablo II se refleja en el gran número de seminarios que, sobre todo en África, llevan su nombre. Son seminarios a los que dedica sus desvelos y su campaña del próximo 27 de abril la Obra de San Pedro Apóstol, una de las Obras Misionales Pontificias. Obras Pontificias, que son Obras del Papa, como las calificaba él en su encíclica Redemptoris missio.
Seminarios "Juan Pablo II" de todo el mundo, ayudados por OMP
Como Pontificia y, por tanto, teniendo el carácter universal que le otorga el respaldo del Sucesor de Pedro, del que lleva el nombre, la Obra de San Pedro Apóstol ha financiado este año los seminarios de Gitega (105.364 dólares) en Burundi, Goma (13.205 dólares), Kinshasa-Limete (30.060 dólares) y Tshumbé (47.075 dólares) en el Congo, Mpouto (15.437 dólares) en Costa de Marfil, Moundou (43.069 dólares) en Chad, Mahajanga (9.025 dólares) en Madagascar, Ogoja (27.837 dólares) en Nigeria, Lomé (194.255 dólares) en Togo. Estos son de África. Y, en Asia, ha apoyado el día a día y la formación de los seminaristas en el seminario de Bareilly (5.234 dólares) en la India, y de Jakarta (23.275 dólares) y Ruteng (30.071 dólares) en Indonesia.
Todos estos seminarios tienen dos cosas en común: el llamarse “Seminario Juan Pablo II” y, en consecuencia, el haberse fundado en los últimos 30 años. Y, desde su fundación, su principal sostén económico ha sido la generosidad de los fieles de todo el mundo con la campaña de Vocaciones Nativas. Los más de 1.200 jóvenes seminaristas que en ellos se forman viven en países pobres y sus familias son de escasos medios, por lo que muchos verían frustrada su vocación sin este apoyo por falta de recursos económicos.
El mismo Juan Pablo II lo decía, un 1 de octubre de 1989, cuando escribió una carta con ocasión del centenario de esta misma Obra de San Pedro Apóstol: “Numerosos Obispos de los países de misión aportan el testimonio de que, en estos mismos días, más de una diócesis podría ver reducidas a nada sus esperanzas de contar con un Clero autóctono, si la Obra de San Pedro Apóstol no les brindara ayuda”.
Hoy, muchos sacerdotes de África y Asia, cuando hablan de su vocación, agradecen el respaldo de esta Obra, pero también el que hubiera un “Seminario Juan Pablo II” que los acogiera.
No cerremos nuestro corazón: ¡lo que hemos recibido de su bondad, démoslo también nosotros con alegría!
Juan Pablo II Carta Apostólica con ocasión del centenario de la Obra de San Pedro Apóstol, 1989
