El Papa Francisco lo recuerda una y otra vez con su rostro iluminado por la sonrisa, con sus gestos que comunican y contagian alegría. Pero ha querido decirlo además de forma explícita en la reciente Exhortación Apostólica Evangelii gaudium
.”La alegría del Evangelio llena el corazón, y la vida entera de los que se encuentran con Jesús.
Quienes se dejan salvar por él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”.
(Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades.
Día del Seminario 2014 - Reflexión teológico-pastoral)