Es la fiesta del triunfo de María y
anticipo del triunfo de los discípulos de Jesús. La vida de María no terminó en
el silencio del sepulcro. María murió, durmiéndose en los brazos del Dios de
la Vida. Fiesta de la “Dormición”, denominaban los
primeros cristianos a la fiesta de la“Asunción de María a los Cielos”.
Esta fiesta es un canto a la
esperanza. Alguien de nuestra misma condición humana, María, que murió como nosotros
moriremos, vive para siempre. La muerte en María no habla de final
sino de comienzo, no proclama
la victoria de los poderes del mal y
del abismo sino del triunfo de la vida y del Dios de la Vida. Las mejores
intuiciones del corazón humano se prolongan para siempre en el mundo de Dios del
que María participa.
María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
nos indica el camino que lleva a la Vida plena y definitiva, camino que
nosotros queremos seguir. María, mujer oyente, creyente,
orante y madre.
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